Por Wilson Coêlho
Grupo Tarahumaras y Escuela de Teatro y Danza FAFI
Brasil
Si concebimos al teatro como un proceso dialéctico entre el sujeto y el medio en el que está inserido y considerando el tema de la globalización tenemos de pronto una contradicción, o sea, la identidad y el lenguaje como tesis y la globalización como antitesis. Más que de una ideología, entendemos la globalización como un proyecto neo-colonizador o una estrategia del capitalismo para garantizar sus dominios en una sociedad dividida en clases.
Por un lado, ante los fenómenos culturales ideológicamente globalizados que tienden al individualismo, a la disgregación, a la alineación, a la competencia, al consumismo y al discurso hibrido del desplazamiento del hombre como centro de la cultura por el objeto de consumo tenemos el compromiso de formar nuevas generaciones integradas en su medio, conscientes de que para la unión de los pueblos en un destino común no significa la muerte de una tradición cultural, pero tratase de un diálogo entre esas culturas sin perderse la identidad. Es necesário plantear una alternativa crítica, que centre al pueblo en sociedad como eje de reflexión filosófica, desde una visión antropológica, donde el teatro sea el proceso de transmisión, consolidación, creación y recreación de la cultura.
Por otro lado, en general, el teatro que es enseñado en nuestras universidades ya si trata de una globalización. Es decir que el modelo mismo de universidad que tenemos es de un padrón global y occidentalizado cuyo principio del teatro es griego y cuyo final tiene que ser capitalista y post-moderno (o contemporáneo para algunos). Y el gran problema es que la gente que prepara clases a los actores los preparan para el "mercado de trabajo" mucho allá de la preocupación del teatro como la posibilidad del hombre ver a si mismo y al mundo para un cambio de los dos.
En fin, el teatro nace del encuentro de aquellos que se identifican en una cultura. Y para que tanto el teatro como la identidad solamente puedan revelarse a través de sus lenguajes es necesario que la universidad tenga como práctica un permanente ejercicio de reflexión sobre el lenguaje-paradigma de la sociedad globalizada, la madre de este modelo de ser contemporáneo, acrítico, ahistórico. Delante de esto, si es posible enseñar el teatro como la posibilidad del hombre producir conocimientos y donar sentido al mundo, el teatro universitario tiene el compromiso de la inscripción en la sociedad de un sujeto que tenga un lugar en la historia, un ser crítico, con un espíritu de rebeldía para crear y un espíritu de resistencia para que pueda responder algo a si mismo cuando preguntarse ¿quién soy? y también ¿dónde estoy? Es decir que la identidad ocupa un espacio de resistencia, en un plan histórico y material.
Wilson Coêlho – dramaturgo y escritor con 16 libros publicados, bacelar y licenciado en Filosofía y Maestro en Estudios Literarios por la UFES – Universidade Federal do Espírito Santo – Brasil , Coordenador del Curso de Calificación Profesional en Teatro de la Escuela de Teatro y Danza FAFI, Director del Grupo Tarahumaras de Teatro y Auditor Real del Collége de Pataphysique de Paris
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