por Fernando Zabala*
El sainete es todavía hoy utilizado en el sistema teatral argentino, quizá con variaciones o entremezclándose con otros géneros, pero esto habla de cómo el sainete ha evolucionado con el pasar del tiempo en la historia del teatro argentino.Los personajes típicos y caricaturescos, llenan de color teatral los ojos de un espectador que desea hablar de lo que nos rodea, de lo típico, lo característico y lo identitario. La renovación del sainete proviene indudablemente de las expectativas de cada generación, porque no decirlo, del aquí y ahora, este sainete es el que refleja el momento histórico y social de cada época. El sainete muchas veces es un género marginal, sobre el se acuestan los desterrados, los expulsados, pero también una sociedad de vidrio que se cae a pedazos.El sainete no se reduce a pintar las costumbres, hoy camina hacia una dirección reflexiva y de un profundo teatro social que tiene sus raíces en el sainete criollo, pero que ha crecido y se ha desarrollado gracias al aporte de autores como Defilippis Novoa, Oscar Viale, Rafael Bruza. El sainete fue por prejuicios ideológicos, propio de los que lo rebajaban y lo marginaban, tratado como a un género menor. Sin ir más lejos, el propio Viale fue descalificado por un grupo menor de intelectuales que lo tildaban de libretista, de sainetero. Es que fue el teatro independiente el que siempre trató de mantener distancia con el sainete, quizá porque el sainete era un Teatro populista, que se reconocía y se mezclaba con el pueblo.Bueno tenemos que decir que el Sainete a principios de siglo también había sido puesto en tela de juicio, se lo había sentado ya en el banquillo de los acusados, juzgado con el dedo pulgar del debe ser. El sainete hoy juega un papel fundamental en el Teatro Argentino, entendiendo que este género nos acercaba a la sociedad con un Teatro Nuestro, Propio. El sainete hoy se enriquece con el absurdo, el expresionismo, la misma deformación de la realidad para poder reflejarla, se puede ver en los modismos de sus personajes, tics, posturas, conductas, etc. La confusión, el mal entendido, las corridas, lo sentimental y lo patético, personajes que están lejos de ser estudiados psicológicamente, lejos de ser paradigmas de comportamientos, si no que son personajes que vemos diariamente, personajes fracasados y perdidos muchas veces en su propia vorágine, en un sistema que los traga de a poco.A diferencia del sainete criollo, que al final de sus piezas se encargaba de la moralización, por el contrario este sainete de estos tiempos actuales juega con el humor negro, hace participar a todos los personajes de la situación y deja al espectador muchas veces un gran vacío, el que transmiten los personajes, o una gran tragedia, lo que les ocurre en carne viva.El sainete ya no solo entretiene, busca también mostrar una realidad social, de sectores postergados y excluidos, allí se hace fuerte y cobra un verdadero sentido, cuando aparecen los expulsados, los personajes castigados que aparecen de la mano de Discépolo, que difícilmente aparezcan en el teatro de los últimos tiempos, a excepción de autores que han querido retomar ciertos temas que en nuestro Teatro estaban dejados de lado, olvidándonos que el Teatro tenía que estar al servicio de una sociedad más plural, aceptando la diversidad que puede existir mejor en un zoológico que en nuestra pretendida civilización.
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