Por Fernando Zabala
Franciso Defilipis Novoa es un autor que en sus comienzos camina por el costumbrismo, heredando una suerte de realismo, aunque se inicia haciendo sainetes como La pequeña felicidad y Crónica de policía, luego vienen obras que siguen la influencia de Florencio Sánchez, inevitable para cualquier autor. Pero es en La casa de los viejos donde comienzan las obras teatrales de tres actos, esta es una comedia costumbrista que transcurre en una antigua casona de provincia, luego vendrá Diputado por mí pueblo, también costumbrista.Es Florencio Parravicini quien interpreta El conquistador de lo imprevisto una obra sobre el vivo, pero no el vivo porteño, si no el vivo provinciano, sobre un hombre adentrado en años que llega desde La Rioja para conquistar Buenos Aires. Pero nuestro Defilipis Novoa era un autor que iba mutando y creciendo en otra etapa, inclinado hacia la estética teatral neorromántica, con obras gestadas y desarrolladas dentro del realismo, allí aparece en su dramaturgia los conflictos sentimentales y las heroínas femeninas, La madrecita se puede decir que es una obra teatral neorromántica.La familia es el núcleo que parece tomar Defilipis Novoa en ese nuevo teatro, personajes que ya tienen un vínculo muy cercano e interactúan entre sí, luego llegaría entre otras obras La loba, en donde el tema que predomina es la maternidad. Pero mejor enfocarnos en la vanguardia del autor, en donde la renovación le da un nuevo aire a su Teatro, en donde el Defilipis Novoa lee a Gorki, Ibsen, Strimberg, entre otros grandes dramaturgos del momento y que luego pasaran a la universalidad. Tú honra y la mía es la obra teatral con la que Defilippis Novoa inicia ese nuevo ciclo en su repertorio teatral, en donde aparecen personajes con doble vida, la real y la ficticia, algo así como también ocurre en Despertate Cipriano donde se presenta a un infeliz que se inventa un mundo de fantasías, en esas peripecias encuentra la desgracia, obra teatral que pertenece a su etapa grotesca que describiré más adelante.Pero es en El alma del hombre honrado en donde el autor la califica como un drama irreal, lo que dice bien claro, la intención de alejarse de todo realismo, es allí donde trata sobre un suicida que como castigo debe volver a la tierra, verdaderamente hay otro acontecimiento en ese teatro que apela más a otros elementos diferentes que venía utilizando el autor, luego vendrían obras teatrales como María la tonta una pieza relacionada por el mismo Defilipis Novoa con la Biblia y todo un remanso religioso. La cuarta etapa, y en mi modesta opinión una de las más interesantes es la del grotesco, vale aclarar que el grotesco argentino no es solo la transposición del Italiano, si no una verdadera re-creación, derivando del sainete criollo, se diría que del sainete tiene el aspecto costumbrita, pero el grotesco no es solo Rioplatense si no que ya deja una región para viajar un poco más lejos, donde los personajes son inmigrantes, pero también habitantes del interior del país.La etapa del grotesco en Defilipis Novoa se inicia con Despertate Cipriano, es una pieza de un acto y cuatro cuadros sobre un frustrado que no quiere serlo. No es toda la vida de ese fracasado, si no muestra momentos que podrían resumir esa vida, el personaje es un mitómano que tiene la manía de inventar, de mentir, es allí donde nuestro Defilipis Novoa pone el teatro en el teatro, con alguien que se crea mitos propios, es notable que Defilipis Novoa recibió tanto de Pirandello como del teatro expresionista, el personaje principal Cipriano Sandoval está compuesto de forma caricaturesca, comenzando por ser un discurseador, fácil de palabra y con bastante imaginación para engrupir a todos. Despertate Cipriano tiene el dualismo del grotesco, máscara-rostro, son dos personajes en uno, dos almas en el mismo cuerpo, casi como un Quijote que en ese juego de invención se ha inventado sus propios socios y amigos, como así también los enemigos a combatir. La obra maneja el sentido del sueño como real y metafórico, es ese sueño de Cipriano que debe despertar, este tiene tres despertadores, primero su mujer, después su socio, y luego García Figueroa el abogado distinguido que dice Cipriano ser socio pero que no lo es, en donde a través de una broma intenta ser ese último despertador para un hombre dormido en su propia mentira, un personaje negador que es simpático pero también peligroso, todo el tiempo sus personajes imaginarios son la enfermedad de un hombre dispuesto a un círculo vicioso que lo deja más lejos aún de una realidad deseada.
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